María Melgarejo Monge
Optimista empedernida e inquieta, incapaz de tener una hoja en blanco ante los ojos sin garabatearla. Y los garabatos empiezan a cobrar sentido y su cadencia engancha. Y esa droga es la escritura. Escribo en clave intimista, hurgando en lo más profundo de los sentimientos y de las emociones, diseccionando cada matiz y construyendo con todos ellos un puzzle en el que el lector se deleita y experimenta. Mis escritos vasculan con frecuencia hacia el terreno del erotismo, temática que desborda las pasiones más extremas del ser humano.
Escribir exige esfuerzo, pulcritud y disciplina. Y una vez creada la obra, un punto de egocentrismo me asalta. Ell orgullo y la satsfacción de contemplarla y disfrutarla disipan y entierran en el olvido las dudas y temores sobre el resultado.
Su trabajo en LA100AGA n.02 - p.14
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